Eso de que «conservar algo que me ayude a recordarte, sería admitir que te puedo olvidar» es una falacia soberana. Por mucho que lo dijese Shakespeare. Vivimos en un mundo vertiginoso, frenético, cambiante. Nuestra vida se centra y se basa en inputs, vivencias, aprendizaje, datos y más datos… y aunque alguno tenga cabeza para saberse el catálogo de Depau de memoria, la mayoría de mortales precisamos ayuda para almacenar tanta información. Ayuda que, en unos casos puede consistir en un suplemento de fósforo y en otros, en un dispositivo externo de almacenaje de datos. Por ejemplo, un pendrive. En concreto, el DataTraveler Elite G2.
Como decíamos ayer
En un post anterior os hablé de pendrives, pero no está de más actualizar la información. Más allá del aspecto estético, para valorar este dispositivo deberemos fijarnos básicamente en tres factores: Interfaz, capacidad y rendimiento.
Respecto a la interfaz, encontramos dos distintas: USB 2.0 y USB 3.0. El bus 3.0 es aproximadamente 10 veces más rápido que el 2.0, alcanzando velocidades teóricas de transmisión de 5GB/s. Además de esta importante mejora en rendimiento, tiene un consumo de energía menor. Es posible que hayáis leído en algunas especificaciones USB 3.1 Gen 1. No es más que el conocido USB 3.0 renombrado por el USB Implementers Forum (USB-IF). Como cuando el difunto Prince se hacía llamar el artista antes conocido como Prince.
La capacidad siempre vendrá en función de la cantidad de datos que queramos salvaguardar. En el mercado disponemos de capacidades que van desde los 8 hasta los 128GB. Los de menor capacidad son válidos para documentos, fotografías e imágenes y música, por ejemplo. Mientras que de 32GB en adelante podemos añadir películas en formatos de gran calidad, copias de seguridad de datos, etc.
Y la medida del rendimiento depende de la velocidad de lectura y escritura del pendrive. Cuanto más altas sean, mejor desempeño obtendremos.
Atendiendo a estas características, podremos valorar en su justa medida al protagonista de este post:
Kingston DataTraveler Elite G2
La gama de pendrives DataTraveler Elite G2 de Kingston se caracteriza por un diseño elegante y unas prestaciones sumamente interesantes. Por un lado tenemos una carcasa metálica, lo suficientemente robusta para soportar golpes, y al tiempo ligera para no entorpecer su uso. También es resistente al agua, aunque no sumergible. Tiene indicador de estado LED y su tamaño es de 59,37×18,98×10,8mm. La legendaria fiabilidad de Kingston -de la que también hemos hablado- se plasma en una garantía de 5 años por parte de la marca.
Se presenta en capacidades de 32, 64 y 128GB, bajo el estándar USB 3.1 Gen1 (retrocompatible con USB 2.0). Y las velocidades de lectura/escritura quedan así:
32 GB: 180 MB/s en lectura, 50 MB/s en escritura.
64-128 GB: 180 MB/s en lectura, 70 MB/s en escritura.
Su uso es compatible con los sistemas operativos Windows 10, 8.1, 8, 7.1 (SP1), Mac OS v. 10.9.x+, Linux v. 2.6.x+ y Chrome OS.
Si queréis un promedio de la información que puede almacenar cualquiera de ellos, en una medida un tanto sui géneris como películas HD en MKV, digamos que en el de 32GB podemos guardar 2; en el de 64GG, 5; y en el de 128 nada más y nada menos que 10.
Comenzaba el post citando a Shakespeare para llevarle la contraria. Y finalizo -sin ánimo de resultar pedante- dándole la razón a Einstein: No guardes nunca en la cabeza aquello que te quepa en un bolsillo.
Decidme que no viene al caso para referirse al muy rápido, muy robusto y muy capaz DataTraveler Elite G2.