A propósito de las nuevas tecnologías, uno debe ser hijo de su tiempo. Y si tenemos dispositivos que nos facilitan la vida, lo inteligente es aliarnos con ellos. Otra cosa será que le demos la importancia que se merecen. Aquí viene el inciso subjetivo: Creo que el dispositivo más infravalorado en la actualidad -por cotidiano y asequible- es el pendrive, cuando ha revolucionado por completo la forma en la que guardamos y compartimos datos. Fin del inciso e inicio de la reivindicación.
Historia (breve) del pendrive
El invento se atribuye -no sin cierta polémica- al ingeniero israelí Dov Moran allá por el 1995. Era poco más que un cable que conectaba la memoria flash al puerto USB. Pero fue a partir del año 2000, cuando IBM y Trek Technology entraron de lleno en el negocio de producción y distribución de este tipo de artículos, cuando los pendrives comenzaron la conquista de nuestros datos. Para el que suscribe, que ya peina canas (es un decir), el paso de los disquetes de 3.5″ a un dispositivo capaz de almacenar 5 veces más fue como cambiar del monitor de fósforo verde a uno de color. Una agradable y prometedora sorpresa. Los primeros modelos se comercializaron en capacidades de 8, 16, 32 y 64MB y precios astronómicos. Pronto llegaría la segunda generación de pendrives bajo el estándar del USB 2.0. Tanto la velocidad de transferencia (20 veces mayor que los dispositivos 1.1) como la capacidad aumentaron de manera significativa. Podemos encontrar ahora mismo modelos de 128GB a precios razonables. La norma USB 3.0 (y la actual 3.1) permite velocidades aún mayores. Obviamente, las capacidades siguen aumentando de forma sorprendente.
Conectores para Dummies
Otro detalle que nos indica el uso universal del pendrive es la evolución de su conector. El USB tipo A, en sus dos versiones (2.0 y 3.0) se ha combinado en dispositivos OTG con el microUSB. Así se les dota de mayor versatilidad para su uso en smartphones o tablets. No contentos con eso, y conocedores que de hay personas que se lían a la hora de conectarlos más que ciertos escritores al poner comas, han implementado el conector USB tipo C. Al ser éste reversible tanto en extremos como en posición, evita más de un problema (y un cortocircuito) a los usuarios más despistados.
Particiones: FAT no siempre es gordo
Es posible que os haya surgido alguna duda a la hora de formatear vuestro pendrive. Suelen venir por defecto en FAT32 pero, ¿es el formato adecuado para vuestros archivos? Veamos. File Allocation Table es un sistema de archivo principal para varios sistemas operativos que también es utilizado por pendrives, dispositivos extraíbles y tarjetas de memoria. FAT32 es el más compatible y antiguo de estos sistemas. Su principal limitación es que no puede almacenar archivos de más de 4GB. NTFS es el sucesor de FAT32, con muchas mejoras sobre éste. Desgraciadamente cuenta con la desventaja de la compatibilidad. Mac OS, Linux y algunos dispositivos multimedia se pueden pelear con este tipo de partición. El sistema exFAT es un FAT32 moderno. Está recomendado para memorias externas gracias a su enorme compatibilidad y la ausencia de limitación de tamaño de archivos.
Formas y más formas. Colores y…
Algo que da idea de la cotidianeidad del uso del pendrive es la diversidad de nombres con los que lo conocemos. Podemos decir pincho, lápiz, llave, memoria USB, flash… y todos sabemos de lo que estamos hablando. Podemos encontrarlo en mil formas y colores. Con carcasas de plástico o metálicas. Personalizables. Con tamaño mini o con teclado incorporado para encriptar su contenido. Para el llavero o con mosquetón. Con WiFi. Con doble y hasta triple conector… Hay un modelo adecuado para cada usuario. Para transportar música, archivos, películas, fotos, recetas y todo aquello que se nos pase por la cabeza y pueda grabarse en una memoria. Estoy seguro que hasta los luditas llevan uno con documentos donde abominan de la tecnología y cosas así. El caso es que hace 20 años aparecieron para facilitarnos la vida (tecnológica) y lo hicieron para quedarse. De hecho, no solo desterraron a las viejas disqueteras. Están haciendo lo propio con los lectores de DVD.
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Quién sabe, igual reconociendo la importancia que tienen ponemos de moda la vieja frase de Mae West, en versión siglo XXI: ¿llevas un pendrive en el bolsillo o es que te alegras de verme?