Drones: juguetes de altos vuelos

Nadie en sus cabales me podrá negar que el ser humano tiene dos sueños principales. Uno, el de volar. Otro, que le toque la primitiva. El primero, claro, resulta más sencillo. Desde la primera referencia que se conserva del emperador chino Shun en el 2250 a. C. hasta hoy, sustentar una máquina en el aire igual que el agua hace con un barco ha supuesto una historia de superación de nuestras limitaciones. Con el paso del tiempo, la crónica de la aviación se ha compuesto de ingenios voladores, aerostatos, planeadores, aviones y más recientemente, drones.

Dron (del inglés drone)

Básicamente, un dron es un vehículo aéreo no tripulado que puede ser controlado de forma remota. Su origen se remonta al siglo pasado, cuando se construye en 1916 el Aerial Target: una aeronave sin piloto, controlada por radio desde tierra. Desde entonces, aparte del uso militar (para misiones «aburridas, sucias o peligrosas»), los drones se han popularizado en los ámbitos civil y comercial. Y también, de forma creciente, en el terreno lúdico. El uso recreativo de estos aparatos está ligado básicamente al tiempo libre. Fotografía, vídeo, carreras, juegos de habilidad o volar por simple placer son algunas de las actividades que practicar con los drones de juguete.

Juguetes… o Drones de jugueteno tanto

Habrá quien diga que los drones de juguete no son realmente drones. Yo prefiero pensar que no son realmente juguetes. La Agencia Estatal de Seguridad Aérea los considera aeronaves, y como tales, tienen su regulación.
Sea como sea, estos pequeños aparatos son un prodigio de la tecnología, relativamente baratos, con los que pasar un rato divertido. Tanto en interior como en exteriores. Eso sí, aplicando el sentido común. No volando donde haya aglomeraciones de personas, ni cerca de aeropuertos. Y sin poner en evidente riesgo a terceros. Hay que recordar que, juguetes o no, los daños que se produzcan por el uso de un dron son responsabilidad de quien lo maneja.
De igual forma, si el dron incorpora cámara y se usa para realizar grabaciones, tened en cuenta que fuera del ámbito doméstico es aplicable la LOPD. Por tanto, puede haber sanción si se distingue a personas en las mismas y hay una reclamación.

Más vale dron en mano

Ahora que sabemos qué se puede hacer (y qué no) con un dron, veamos los aspectos más importantes para decidirnos por uno.

Facilidad de manejo: Como hemos dicho hasta ahora, son dispositivos recreativos. Cuanto más sencillo sea de controlar, mejor para nosotros. Y para nuestro mobiliario. Un mando de control deudor de la mismísima NASA puede tener una curva de aprendizaje muy complicada. Un dron que se pueda manejar con un smartphone suena más accesible.
Autonomía: Quizá esta sea la mayor limitación de estos aparatos. Precisan un tiempo de carga relativamente elevado (aproximadamente una hDrones con cámaraora) comparado con el que aportan de vuelo (unos 10 minutos). Esto se solventa con baterías extra. Por suerte, suelen ser bastante económicas.
Grabación: Un dron con cámara incluida amplía considerablemente sus posibilidades de uso. Fotografiar desde el aire o grabar vídeos a distancia aportan un extra al simple disfrute del vuelo. Los drones con cámara tienen un mayor tamaño y potencia, y por ende, un manejo y estabilidad superiores a los que carecen de esta característica.

Feliz vuelo

La diversión va por barrios. Quiero decir, que es subjetiva. Los hay que disfrutan volando un cuadricóptero minúsculo dentro de casa. Y otros que buscan grabar vídeos en 4k desde lo alto del cerro de los Machos. Todo es lícito y posible con los drones. Así que os invito a visitar nuestra tienda online para iniciaros en el tema o seguir avanzando en este hobby con aspas. Como dicen, es preferible estar aquí abajo deseando estar allá arriba, que estar allá arriba deseando estar aquí abajo. O al revés.

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