Dice Garci, José Luis, que el cine es una vida de repuesto. Hablar de cine y vida es un pleonasmo tan trillado como hacerlo de cine y arte. Me solidarizo con quienes tienen en las películas uno de sus refugios favoritos. Porque son la sustancia de los sueños. Y ante eso no hay discusión, sino dependencia. Volviendo a lo nuestro, nos gusta el cine y hay muchas formas de disfrutarlo en casa. Televisores 4K, reproductores Blu-Ray, receptores de satélite, Android TV, Chromecast… Y, por fin, proyectores.
Cómo y por qué
La pregunta no es qué puedes hacer tú por un proyector, sino qué puede hacer un proyector por ti. Y la respuesta es: Tamaño. Disfrutar de una pantalla gigante -100″ o más- implica adentrarse en el negociado de los proyectores. En el aspecto de la fatiga visual, también presentan ventajas. Los ojos no están hechos para ver o mirar la luz, están hechos para mirar con luz. Solo por el hecho de que una imagen proyectada devuelve menos luz que un televisor, un proyector cansa menos la vista. Y por último, en cuestión de espacio, puede resultar más versátil contar con un proyector y una pantalla enrollable que con un televisor enorme. La principal desventaja de los proyectores es la vida útil de la lámpara (aunque los modelos con sistema híbrido láser y LED ya prescinden de ella).
Características básicas
Resolución: Para disfrutar del cine en casa, la resolución mínima debería ser de 1920×1080, Full HD. Si habéis heredado recientemente y podéis permitiros uno con resolución 4K, mucho mejor. Y felicidades.
Luminosidad: El entorno ideal de uso de un proyector es la oscuridad. Eso no quiere decir que no pueda usarse con luz ambiental. A mayor número de lúmenes, más potencia de foco. Así que un valor superior a 2000 lúmenes será suficiente para una imagen de calidad en un ambiente relativamente iluminado, y deberíamos subir hasta los 10.000 si la pantalla recibe la luz directa del sol.
Contraste: Cuanto mayor sea, mejor será la pureza de los blancos y los negros. Imaginad estar viendo Casablanca y que las sombras se empasten con los personajes. No apetece, ¿verdad? Pues apostad por un contraste potente. No os arrepentiréis.
Pequeño, matón y multiusos
Decir que los proyectores son una alternativa a las televisiones convencionales, es contar media verdad. Porque, en realidad, resultan ser un complemento. Hacer uso de un proyector para ver el telediario, ejemplo, tiene tanto sentido como buscar los síntomas de algo que te duele en Google. Por el contrario, nos pueden ofrecer más usos (y disfrute) que nuestra TV favorita. Como muestra, fijémonos en el modelo de LG PV150G.
Este proyector en miniatura cumple con la misma función que sus hermanos mayores. Exhibir imágenes procedentes de una señal de vídeo sobre una superficie. Solo que con un tamaño tan reducido que cabe en la palma de la mano. Su desempeño también llama la atención: dispone de una batería con poco más de 2 horas de autonomía. Una lámpara de 30.000 horas de vida útil. Regulador de foco en un lateral. Y puertos HDMI y USB en su parte trasera para reproducir los contenidos -vídeo, fotos, música o documentos- que queramos. La conectividad se completa con la opción de Wireless Screen Share, con lo que podremos utilizar tablets y smartphones para proyectar a modo de espejo lo que reproducimos en ellos.
La resolución que ofrece es WVGA (854×480) con 100 lúmenes de brillo, por lo que conseguimos una imagen bastante aceptable hasta 100″ de proyección en entornos poco iluminados. El software de reproducción nos permite seleccionar entre varias opciones a fin de usar la calibración de imagen adecuada. El altavoz integrado de 1W resulta escaso por potencia y calidad, pero el proyector dispone de una toma de auriculares donde podemos conectar unos altavoces más resultones.
The End
Es posible que este modelo no sea el más adecuado para ver El Despertar de la Fuerza en toda su grandiosidad. Pero sí lo es para llevarlo con nosotros donde queramos y necesitemos. Presentaciones, charlas, juegos y películas están no ya al alcance de la mano, sino en nuestra propia mano.
Así que ya veis, no sólo de películas vive un proyector. Y menos aún, uno portátil como el PV150G. Podéis echar un ojo en nuestra la selección de proyectores de los que disponemos y haceros con uno por un buen precio. Vuestros ratos de ocio no serán iguales. Bogart le decía a Ingrid Bergman aquello de «siempre nos quedará París». Me gusta pensar que a nosotros siempre nos quedará la pared. Y un proyector.